martes, noviembre 22, 2005

Crónica de un día para olvidar

Calor desde temprano, reunión a primera hora de la mañana no es algo que auspicie un día tranquilo, de los seis grandes equipos de aire acondicionado, sólo se pueden prender tres porque si funcionan todos salta la trifásica, sobre el mediodía mala onda generalizada, los 34 grados exasperan a todos, cerca de las cuatro de la tarde se cae el sistema, amplias manifestaciones de alegría porque nadie quiere laburar, todas las máquinas se caen menos la mía, cosa que francamente me alegra porque quiero terminar y desaparecer, los sonidos en mis oídos parecen amplificarse en forma exponencial, pido que bajen un poco los decibeles y como es lógico nadie me da ni cinco de bola.
Por fin termino y me voy, media hora antes de lo estimado, me alegra un poco pensar que los demás se tienen que quedar hasta cumplir su horario, pero en realidad estoy agotada y con la cabeza a punto de estallarme. Cuando salgo a la calle, pienso seriamente en si no sería conveniente volver al amparo de los tres aires que apenas funcionan en el interior, pero no, es mejor tomárselas. Llego al subte y como es lógico se me va un tren delante de las narices, no es tan grave pensé, son sólo cinco minutos más, llega el próximo, me subo al vagón de siempre (fríamente calculado para que al bajar me deje justo frente a la escalera mecánica), y me encuentro con tres flacos, que con acordeón a piano, guitarra y bombo, tocaban un tango tan deprimente y mal ejecutado que la gente les daba monedas para que la cortaran.
Lo superé y me fui a la peluquería pensando que por fin me iba a poder relajar un poco, ni ahí, a mi peluquero también lo había afectado el calor, y más histérico que nunca se pasó todo el tiempo relatándome su desventurado día, a mi!! Que a esta altura no sabía que joraca hacer con el mío!!...
Hace mucho, pero mucho tiempo que no pierdo la paz y la tranquilidad como el día de hoy, suelo respirar profundo y no dejarme afectar por todas estas cosas, pero hoy 22/11 me saque, en numerología ambos son números maestros y ahora me pregunto que merda habré tenido que aprender hoy?.

Pero bueno, como todo en esta vida ya pasó, ya estoy en casa, ya estoy en la paz de mi cueva, sólo necesito relajarme, sentir tus abrazos, tus besos... y concentrarme en que con toda seguridad mañana será un gran día!!!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que a valorar la tranquilidad de hogar.
Nada como sentirte en tu espacio, dueño y señor de los pocos metros cuadrados que te cobijan y te reciben sin reclamarte mas que lo que le puedas dar.
Todo lo que está afuera de él es meramente una circunstancia, y asi deberia ser tomada.

Anónimo dijo...

Seguramente será para valorar el hogar, el bastión que te cobija dia a dia sin pretender nada mas que lo que le podes dar.

Bunker para el guerrero, templo para la meditación, vergel para el amor.

De la puerta para afuera sólo es una circunstancia.

La Bruja dijo...

Si, realmente soy afortunada de tener mi espacio donde no hay nada que pueda perturbarme.

Anónimo dijo...

Al final salio dos veces, mirá vos.

Anónimo dijo...

Eso, ni perturbe ni turbe :-)